Meditación Caminando
La meditación caminando es algo que cualquiera puede aprender. Saber que estás vivo, saber que estás caminando sobre la hermosa tierra—esto es un milagro.
Meditación Caminando
Ya sea que estemos caminando de la oficina al estacionamiento, al baño, o simplemente dando unos pasos al cruzar la calle, siempre podemos practicar la meditación caminando. Esto significa caminar con atención plena, un paso a la vez, sin pensar ni planificar.
Para caminar de manera relajada, debes sincronizar tus pasos con tu respiración. Cuando inhalas, puedes dar dos o tres pasos; cuando exhalas, da dos o tres pasos. A menudo doy dos pasos cuando inhalo, diciendo, "Adentro, adentro," y dos pasos cuando exhalo, diciendo, "Afuera, afuera." Lo digo con mis pies, no con mi boca. Concentro toda mi atención en las plantas de mis pies. Mis pies "besan" la tierra con todo mi amor. Al exhalar, doy dos pasos más y digo, "Afuera, afuera." Mi ritmo al caminar se convierte en "Adentro, adentro. Afuera, afuera," y mis pies tocan la tierra con atención plena. La respiración es natural, y los pasos están coordinados con la respiración. No permitas que la mente divague; lleva tu atención a las plantas de tus pies. Notarás que tus pasos se vuelven más firmes, más seguros. Esta firmeza entrará en tu cuerpo y en tu mente. Camina como una persona libre. Ya no eres esclavo de planes o preocupaciones. Cada paso que das es un paso hacia la recuperación de tu libertad.
Camino porque quiero caminar, no porque alguien me inste o me obligue. Camino como una persona libre, disfrutando cada paso. No tengo prisa porque quiero estar verdaderamente presente en el aquí y ahora, en este momento, tocando la vida con cada paso, "Adentro, adentro. Afuera, afuera." Caminar de esta manera es muy placentero porque puedes sentir la libertad dentro de ti. Caminas sin ser arrastrado por el pasado, el futuro o tus planes—simplemente estás siendo tú mismo, el maestro de tu propia experiencia.
Después de practicar la primera línea del gatha, pasamos a la siguiente parte: "Profundo, lento." "Profundo, profundo. Lento, lento." Cuando inhalas, di en silencio "profundo, profundo"; cuando exhalas, di en silencio "lento, lento." Dilo con tus pies, no con tu mente. Observa cuántos pasos das mientras inhalas y cuántos pasos das mientras exhalas, según tu capacidad pulmonar. Camina de una manera que te resulte cómoda; si caminar se siente forzado, no estás caminando correctamente. La práctica debe sentirse placentera y sanadora.
Lo siguiente es "Fuerte, ligero." "Fuerte, fuerte, ligero, ligero." No lo digas mecánicamente. Cuando dices "fuerte, ligero," debes sentir que tu cuerpo y mente son verdaderamente fuertes y ligeros. Cuando te concentras y disfrutas cada paso, estás apoyando a todos los que practican contigo, y a su vez, eres apoyado por la práctica de los demás. Si puedes dar pasos firmes, relajados, fuertes y ligeros, estás contribuyendo enormemente a la calidad de vida de todos.

Debes ser capaz de soltar. Sea lo que sea que suceda, no permitas que te quite tu felicidad o tu paz, porque la energía de la atención plena está dentro de ti. El Buda está dentro de ti cuando sonríes con atención plena. El Buda está dentro de ti cuando caminas con atención plena. El Buda está dentro de ti cuando bebes té con atención plena. Tienes la capacidad de beber té con atención plena, caminar con atención plena, respirar con atención plena. No pienses en el Buda como un concepto abstracto. El Buda es muy concreto. El Buda es la energía de la atención plena, siempre disponible para nosotros si sabemos cómo usarla.
Conozco a una empresaria que siempre practica la meditación caminando. En lugar de apresurarse, se da el tiempo suficiente para disfrutar cada paso y nunca piensa en el trabajo mientras camina. Sabe cómo cuidar de su cuerpo y mente con todo su amor.
La meditación caminando es algo que cualquiera puede aprender. Saber que estás vivo, saber que estás caminando sobre la hermosa tierra, esto es un milagro. Muchos de nosotros siempre estamos apresurados, incapaces de vivir profundamente en el momento presente. Si caminamos solo para llegar a otro destino, sacrificamos nuestros pasos. Perdemos el contacto con la vida mientras caminamos, y perdemos. ¿Dónde está el Cielo? El Cielo está en el momento presente. Si sabemos cómo practicar caminar con atención plena, podemos tocar el Cielo con cada paso. Todo se trata de práctica; innumerables maravillas de la vida están presentes allí para nosotros.
Un día, estaba caminando en meditación con monjas y monjes en Lower Hamlet. Caminamos sobre la hierba hacia el bosque. Era primavera, y muchas pequeñas flores de todos los colores florecían en el prado verde. Caminamos con atención plena, para poder disfrutar de la belleza de la vida. Caminamos en silencio, colocando cada paso con alegría suavemente sobre la tierra, conectándonos con lo que estaba presente. Nos detuvimos al borde del bosque, nos sentamos a escuchar el canto de los pájaros y observamos la luz del sol filtrándose a través de las hojas. Ese día, la mayoría de nosotros éramos monjes, tanto cristianos como budistas. Me dirigí a un monje francés y le dije: "Sabes, el Cielo es ahora o nunca". Lo dije en francés: "Le paradis est maintenant ou jamais". Él asintió y sonrió. El Cielo no es una idea. El Cielo es real, porque la vida es real, aquí mismo, con todas sus maravillas.
Si no podemos vivir en el momento presente, no podemos entrar en la Tierra Pura o entrar en el Cielo. Solo un poco de práctica es suficiente para detenerse ahora mismo, aquí y ahora, y conectarnos profundamente con la vida. Cuando hacemos esto, la vida se vuelve mejor, porque nos volvemos más arraigados, libres y felices. Tomarse el tiempo para caminar así todos los días ayuda a transformar el cuerpo y la mente, para que podamos cuidar mejor de nosotros mismos, nuestras familias y nuestros colegas.
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